En estos tiempos extraños hemos tenido la oportunidad de actuar en varios colegios. En las escuelas infantiles municipales de Granada, Arlequín y Duende y en el colegio de Viznar.
Todo ha cambiado. L@s niñ@s ya no van al teatro con su clase.
El teatro viene a verl@s. A su cole. A su patio.
Y hay que hacerlo bien. Transformar el espacio. Crear la “magia”. Aunque sea por la mañana en el patio y haya una huelga de autobuses pitando. O en el gimnasio, donde conseguimos oscuridad y se creó la atmósfera perfecta.
No se si esto será algo momentáneo pero se está convirtiendo en algo muy necesario.
Y la experiencia es bestial. Llegan, con su sillita, nervios@s. Yo también lo estoy. Quieren entender, disfrutar, aplaudir mucho y al final quieren verlo todo de cerca. Muy de cerca.
Y les pedimos, al terminar, que hagan un dibujo de lo que han visto.
Y son alucinantes.
Para nosotras ha sido una experiencia muy placentera y gratificante.
Queremos más.
Así que ya saben: