En estos tres últimos meses hemos tenido la suerte de representar Una Odisea Roquera en dos lugares emblemáticos: El teatro de títeres del Retiro (Madrid) y el Liceo de Berta Wilhemi (Granada). En ambos espacios se respira buen rollo y un profundo amor por el teatro.
A finales de Julio nos plantamos en medio del Retiro, con nuestra furgonetilla, mientras los paseantes acalorados nos miraban con cara de extrañeza. Cuando llegamos al Teatro de títeres, nos recibe David, muy profesional y con una sonrisa que se adivinaba por debajo de las mascarilla y Guillermo, el apañao.
Llevo muy poco en el mundo del títere y tenía muchas dudas; pero conocer a Guillermo, una persona encantadora y un apasionado de su trabajo, me hizo querer ser como él.
Fueron dos actuaciones estupendas, con mucha caló y disfrutadísimas. A destacar el momento en el que se acercó una familia con su hijo invidente y vino a tocar a Roca y a su mundo.
Un placer actuar allí y esperemos que se repita.
¡Feliz 74º aniversario!
Conozco a Luis desde hace bastante años. Precisamente cuando era niño y vivía en Madrid, acudía todos los domingos al teatro de títeres para ver: “Pirulo y Caperucita”. Dos pases, sábado y domingo.
Montar un Liceo fue su idea desde siempre. Era un tema que salía a menudo cuando nos juntábamos para tomar unas cañitas. “Yo voy a montar un Liceo cultural”- decía. Lo tenía muy claro. Y lo consiguió.
Pero llegó la pandemia…y hasta aquí puedo leer. Sostener una sala como el Liceo en estos tiempo que corren, sin ayuda es bastante complicado. Con la necesidad que hay en Granada de salas y espacios alternativos donde poder disfrutar de música, arte, teatro, literatura, performance…
Un placer inmenso disfrutar de este espacio en sus últimos días de vida.
Gracias a l@s que hacéis posible que sigan existiendo estos lugares y gracias al público que venís y apoyáis.